Al día de hoy, cuando han transcurrido más de dos años de la promulgación de la ley 1787 y más de un año de la expedición del decreto 613 de 10 abril de 2017, que clarifica las condiciones para la obtención de las licencias para cultivo y aprovechamiento de la planta muchas son las lecciones aprendidas y los « Mitos y Realidades » que el imaginario colectivo y el voz a voz popular ha construido en torno al uso del Cannabis para el tratamiento de enfermedades, lo que sumado a la estigmatización debido a los problemas culturales que ha traído el consumo irresponsable de marihuana, hacen que muchos pacientes no se sientan seguros de ser tratados.
El primer mito es que la « Cannabis lo Cura Todo » que en cierta forma manipula la desesperación de muchos pacientes, que están en disponibilidad de intentar y probar cualquier cosa para aliviar sus dolencias; mito que se profundiza del hecho de que los únicos productos a base de cannabis que se consiguen son elaborados artesanalmente y muchas veces quienes lo formulan no tienen las bases técnicas para elaborarlos, ni tampoco para formularlos. Por supuesto el cannabis no lo cura todo, pero sus efectos secundarios son tan pocos peligrosos que vale la pena arriesgarse a encontrar la cura en la planta.
La realidad como lo consigna el informe «The Health Effects of Cannabis and Cannabinoids: The Current State of Evidence and Recommendations for Research » de las academias nacionales de ciencias, ingeniería y Medicina de los Estados Unidos publicado en enero de 2017, que identifica entre sus beneficios:
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Evidencia concluyente y sustancial para el manejo del dolor crónico en adultos
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Antiemético en pacientes con quimioterapias (cáncer - Sida)
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Mejoramiento en la espasticidad por esclerosis múltiple
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Evidencia moderada pero efectiva en el manejo de trastornos del sueño, fibromialgia, anorexia, síndrome de Tourette, ansiedad y depresión
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También se puede constatar en la biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos y las revisiones de Cochrane Library artículos alentadores en su uso para el tratamiento de epilepsia, enfermedad de alzheimer y parkinson
El segundo mito es que « la cannabis no tiene efectos adversos » como cualquier otra sustancia en el cuerpo, la cannabis también genera efectos secundarios adversos y más cuando al paciente se le hace un tratamiento basado en Tetrahidrocannabinol (THC). Entre los efectos adversos identificados se pueden encontrar taquicardia, hipotensión, lipotimia y confusión. En pacientes con antecedentes de enfermedades mentales se ha observado que pueden generar crisis psicóticas. Estos efectos secundarios adversos se ven notablemente disminuidos cuando la dosis que se le brinda al paciente contiene concentraciones conocidas de los fitocannabinoides que componen el medicamento, y su elaboración ha sido bajo buenas prácticas.
El tercero es que el « uso medicinal de la cannabis genera adicción » a diferencia del uso recreacional de la planta, las concentraciones que absorbe el cuerpo cuando se le trata con un medicamento es mucho menor, con el acompañamiento de un profesional y el uso responsable es muy poco probable que el paciente genere adicción. Al fumar la flor de la cannabis aparte de que se generan los químicos producidos por la combustión, la absorción en el cuerpo es mucho mas rapida y en mayor cantidad, mientras que en el uso medicinal se utiliza la vía tópica, oral y por vapor que con con el manejo de cantidades y dosis controladas, medibles y cuantificables se genera una absorción más lenta y mayores tiempos de biodisponibilidad.
Todos estos mitos y realidades se deben obviar con un uso adecuado de la cannabis medicinal, que se fundamenta en que sus indicaciones terapéuticas sean hechas por un médico calificado y con experiencia o formación en el tema, en el contexto de una consulta médica integral, en la que se escucha al paciente, los motivos de consulta, antecedentes patológicos, medicamentos, terapias en curso y examen físico detallado con énfasis en la esfera neurológica y mental.
El desarrollo de la investigación en cannabis medicinal ha aumentado en los últimos años de forma exponencial, al haberse descriminalizado el uso de la marihuana para estudios y usos dentro de grupos de investigación en áreas como la farmacología, bioquímica, genética, neurología, reumatología, psiquiatría, entre otras ciencias de la salud.
Ya son muchos los avances en el tema, no los suficientes, como lo constata el encuentro organizado por la International Cannabinoid Research Society (ICRS), en donde se reúnen los grupos de investigación a dar sus resultados anuales en el tema, lo que va generando una evidencia científica más sustancial y consolidada que le va dando confianza al cuerpo médico general y de especialistas a intentar entrar en el mundo de la cannabis.